domingo, 25 de julio de 2010

DE HELADERAS Y FILOSOFÍA

Y ahí estábamos, él y yo, frente a frente. Lo vi más alto, más huesudo, quizás hacía mucho que no lo veía. Los brazos (un poco más largos de lo normal) completaban un cuadrado perfecto en el que casi por arte de magia se sostenía una redonda mancha negra la cual deduje, era su cabeza. Me pareció gracioso (re)encontrarme con él en la heladera, estáticos los dos, quizás por el frío quizás por la sorpresa, quizás, quizás, quizás. Nos miramos. Al principio me divertía la sensación de ver mi sombra ahí, tan cuadrada, tan poco definida, tan heladerosamente deformada. Abrí la puerta de semejante electrodoméstico y mi sombra se vio reemplazada por un casi siempre blanco (y vacío) aglomerado de alambres, estantes y mercadería. Mis ojos se abrieron súbitamente. No sé si era por algún olor de alimento en mal estado, o el frío polar que chocaba contra mis pestañas, pero veía venir una de esas cataratas filosóficas que después nadie quiere escuchar; ¿será que soy mi sombra que apenas reconozco en el metalizado de la heladera? ¿O será que soy lo que está en el interior de la misma? Las preguntas se incrustaban en mí casi tanto como el olor a queso viejo que salía de ese placard frío. ¿Seré la heladera abierta, vacía de forma pero repleta de contenido? ¿Seré simplemente un contenedor de algo, una simple máquina engranada y funcional, fiel productora de sombra y desechos que funciona a la perfección?¿o seré un contenido que varía según el día, que cambia de olores, de colores, de estados, que a veces se siente lleno y a veces se conforma sólo con sobras? ¿Por qué cuando se ve lo de adentro no se ve lo de afuera y viceversa? ¿Por qué las formas interesan tanto en las sombras y cuando se trata de heladeras importa sólo el contenido? ¿Existirán heladeras con puertas de vidrio que permitan ver su interior?


La catarata se detuvo. La respuesta era NO. Simplemente porque si las heladeras y las personas vinieran con puertas transparentes, nadie se tomaría el trabajo de abrirlas para descubrir su interior. Un algo comestible se me ofrecía muy tentador desde allí adentro. Lo saqué, cerré la heladera y saludé a mi sombra, feliz de haber sacado al exterior algo que antes no se veía.

7 comentarios:

jero dijo...

jajaj humor, filosofía y hambre!! muy copado!

renzo dijo...

che, muy buen diseño, lo hiciste vos?

E-mail: dijo...

jaja si jero, un poco de todo digamos...

renzo zi, los hagoyo también, escribo y hago esa especiue de imágen final...

gracias por comentar!

EL PARQUE

martín dijo...

buenisimo amigo! seguí así!

E-mail: dijo...

gracias martín!

El Parque

Cocó Muro dijo...

Tantas preguntas me dieron hambre. Ojalá todavía quede algún queso roñoso en la heladera.

E-mail: dijo...

jaja seguro Cocó, de vez en cuando se esconden..pero siempre están..saludos! El Parque